Qué difícil que es hablar con vos a veces. Te mando comunicados y sólo a veces lo firmás. Te llamamos para que vengas, para que nos conozcamos, pero la mayoría de las veces que venís por acá es para reclamar y no estás de buen humor.
No voy a sacarte mucho de tu tiempo, simplemente quiero hablar con vos, conocerte, es probable que tengamos la misma edad y por eso creo que tenemos muchos temas en común para poder hablar.
Quiero saber lo que pensás.
Quiero sólo decirte algunas cosas.
¿Qué es lo que espero de vos? Lo mismo que espera tu hijo.
Podemos darle el desayuno cuando entra a la mañana, pero vos lo tenés que despertar con un beso. Preguntale cómo durmió. Si tuvo frío o si tuvo pesadillas. Tratá que llegue a horario y lavale el guardapolvo. Fijate que tenga los botones. Mirá si sale con la mochila y los útiles. Saludalo al despedirse. Deseale que la pase bien. Quedate mirándolo mientras viene para acá.
Acá le podemos enseñar geografía, historia, matemáticas. Pero vos enseñale que la vida es sacrificio y trabajo. Que la droga es mala. Que no debe tomar alcohol ni fumar. Si es necesario, dejá de fumar en casa o no tomes. Enseñale a hacerse la cama, lavar los platos, barrer la cocina.
Yo le explico a hacer los mapas, escucho sus dudas y trato de orientarlo en su estudio. Vos escuchalo. No le grites. No lo maltrates verbalmente. No le pegues. No es un inútil. No es un boludo/pelotudo/tarado/etc. Es increíble lo que se obtiene explicando con claridad y serenidad. Contale un chiste. Hacelo reir. Jugá con él. Hacele cosquillas tirados en la cama. Decile que lo amás.
Después de un montón de horas en el colegio, cuando llegue a casa, dale otro beso. Preparale algo para merendar. Algo simple. Aunque sea lo mínimo. Un mate. Mientras preguntale cómo le fue. Qué aprendió. Mirá su carpeta o cuaderno. Mirá su cuaderno de comunicado. Fijate si necesito hablar con vos.
Esto lo hacemos entre vos y yo. Vení. Te espero. Quiero saber qué querés que yo haga.